Te fuiste dejando mucho más que un patio vacío, dejando el día a día de cuatro personas vacío. Pero a pesar del dolor, mi corazón está lleno gracias a que tú pasaste por él. Tú eres razón de gran parte de mi personalidad, y compartir contigo estos trece años sin duda ha sido lo más bonito que haya podido pasarme en la vida.
Pasan los días y me doy cuenta de que has sido demasiado grande como para llegar a superar esto. Me acostumbro a esta oquedad pero acostumbrarse no es superar, es resignarse. Me resigno a que la vida, tan caprichosa, te haya hecho tan breve, aplicando la injusticia que le da razón de ser.
Pasarán los días, pero todos los rincones por los que anduviste olerán siempre a ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario